Buen amigo, fiel perro, has muerto de la odiada
muerte, de la temida, de la que te escondiste
bajo la mesa tanto... Tu amorosa mirada
se ha clavado en la mía en la hora breve y triste.
Oh vulgar compañero del hombre, ser divino
que el hambre de tu dueño gustoso compartías,
que acompañar supiste el pesado camino
del ángel Rafael y del joven Tobías;
Oh servidor, qué ejemplo me has dado tan seguro,
tú, que supiste amarme como a su Dios un santo;
el profundo misterio de tu cerebro oscuro
vive en un paraíso de inocencia y de encanto.
Señor: si llega el día que me llevéis, clemente,
a veros cara a cara por una eternidad,
haced que un pobre perro contemple frente a frente
a aquél que fue su Dios entre la Humanidad.
Francis Jammes (1869-
muerte, de la temida, de la que te escondiste
bajo la mesa tanto... Tu amorosa mirada
se ha clavado en la mía en la hora breve y triste.
Oh vulgar compañero del hombre, ser divino
que el hambre de tu dueño gustoso compartías,
que acompañar supiste el pesado camino
del ángel Rafael y del joven Tobías;
Oh servidor, qué ejemplo me has dado tan seguro,
tú, que supiste amarme como a su Dios un santo;
el profundo misterio de tu cerebro oscuro
vive en un paraíso de inocencia y de encanto.
Señor: si llega el día que me llevéis, clemente,
a veros cara a cara por una eternidad,
haced que un pobre perro contemple frente a frente
a aquél que fue su Dios entre la Humanidad.
Francis Jammes (1869-
1941)
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